miércoles, 8 de julio de 2009

Prólogo - Dr. Rafael Sibils

Los aportes de Donald Winnicott han ganado cada vez más espacio en el ámbito psicoterapéutico: hoy es un autor de suma vigencia en la clínica y la teoría, y su obra es ampliamente utilizada.

Sus ideas han incidido no sólo en las psicoterapias de línea psicoanalítica sino también en otras corrientes que lo han adoptado como referencia. De hecho, algunas estadísticas lo ubican hoy como el autor más consultado por los terapeutas.

Además es reconocido en otros ámbitos y disciplinas más allá de la psicoterapia: puericultura, educación, psicomotricidad, prevención y promoción de salud e, incluso, en comunicación, marketing y diversas otras manifestaciones de la cultura y del desarrollo humano.

Un factor esencial en la difusión y vigencia de su producción -retomada y ampliada por múltiples autores- es su capacidad de hacer confluir armónica y consistentemente varios aspectos: hipótesis científicas de gran riqueza y profundidad, usos en la clínica cotidiana, un envidiable sentido común y una perspectiva profundamente humanista aunque no insustancialmente romántica.

Adriana Anfusso y Verónica Indart han leído, releído, estudiado, considerado y discutido a este autor como muy pocas personas en nuestro medio y fuera de él, y luego lo han releído una vez más. Lo han hecho por mucho tiempo y desde diversos lugares: como docentes en nuestro país y el exterior, como participantes activas de la Fundación Winnicott, como integrantes y docentes de grupos de estudio en distintos ámbitos, desde su tarea psicoterapéutica y como autoras de múltiples trabajos.

En este libro intentan abordar sistemáticamente las ideas de Winnicott, tarea ardua y que obviamente les ha requerido muchas horas de dedicación y discernimiento. En efecto, la obra de Winnicott es una vasta red donde las propuestas, diseminadas a lo largo de sus múltiples escritos y conferencias, se repiten y recrean siempre con variantes. Cada vez que aparecen presentan agregados, consideraciones y ejemplos que las amplían, enriquecen y permiten objetivar los conceptos desde distintos ángulos y en diferentes aplicaciones.

El acceso a sus teorías y descripciones requiere estudio y perseverancia, y Verónica y Adriana han desbrozado gran parte del camino y facilitado la tarea para los lectores de este texto. Lo han logrado recorriendo en forma detallada, impregnada de riqueza y rigor científico los planteos de Winnicott compaginándolos de modo de hacerlos más evidentes, asequibles y nítidos.

Donald Winnicott siempre sostuvo -y se preocupó de manifestarlo en forma insistente- que sus aportes no deben considerarse como una labor acabada, cerrada, conceptualmente hermética, que necesite ser defendida a capa y espada. Propone que la vitalidad y la creatividad son inherentes a la salud humana y con total coherencia nos entrega una obra abierta a ser evaluada, puesta en duda y verificada cuantas veces sea necesario. Y no lo hace sólo de modo declarativo, sino que este espíritu vital, fresco y alejado de dogmatismos satura y se filtra en sus finos conceptos teóricos y en sus ejemplos clínicos. A menudo nos deja ver cómo trabaja con libertad y creatividad, al tiempo que nos hace pensar e imaginar -crear- hipótesis y opiniones que nos van nutriendo y permitiendo crecer como profesionales.

Más arriba refería que Adriana y Verónica han recogido minuciosamente los aportes del eminente pediatra y psicoanalista inglés. Pero es importante destacar que -fieles al ánimo del autor- también proponen lúcidas reflexiones e hipótesis propias acerca del corpus teórico winnicotiano, fundadas en el amplio conocimiento de su obra. Creo que Winnicott se hubiera sentido complacido por el espíritu crítico y la creatividad que en ese sentido demuestran Verónica y Adriana.

El clima de apertura e interés que surge del autor se trasluce en cada tramo de este libro de las queridas colegas. Se trata de un texto que seguramente estimulará y será muy útil a quienes se interesen en la psicoterapia y en las variadas disciplinas que hacen a la obra de Donald Winnicott.

Dr. Rafael Sibils